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Consejos para volver a correr después de una lesión

marzo 2, 2020
volver a correr después de una lesión

Volver a correr después de una lesión no es fácil.  Todos los amantes del running a la hora de correr se exponen al riesgo de sufrir algún tipo de lesión y dejar de practicar este deporte por un tiempo. Si estas en buena forma y eres un atleta habitual, tener que dejar de entrenar puede ser algo frustrante, pero es importante no precipitarse a la hora de retomar la carrera, seguir a rajatabla los plazos que recomienda el médico, aunque notes alguna mejoría, para evitar recaídas que hagan que el riesgo y el parón sea aun mayor. Depende de dónde se produzca la lesión puedes seguir practicando otro tipo de deporte, siempre que se haga con cautela y sin que afecte a la zona dañada, como natación, bicicleta o pesas.

Después de haber estado un tiempo en el ‘dique seco’ y estar recuperados llega el temor de volver a recaer en la lesión, y aquí rondan dudas sobre cómo retomar los entrenamientos. Volver a correr después de una lesión es un proceso pausado y progresivo, donde la paciencia es fundamental. Lo primero que hay que proponerse es intenta caminar, en una zona blanda, durante al menos media hora. Si puedes hacerlo a buen ritmo y sin dolor es la hora de probar con el ‘trote’.

Lo idóneo sería compaginar carrera y trote entre dos y tres días a la semana, con el fin de ir adaptando de nuevo nuestro cuerpo de nuevo a la rutina de correr. Comenzaríamos con medio minuto de carrera y cinco minutos caminado, para aumentar las frecuencias de manera progresiva, con una segunda fase de un minuto de trote y cuatro minutos y medio de caminata. El tiempo de combinación de trote y caminar debe estar determinado en diez fases, a partir de la cual podrás empezar a correr durante 15 minutos, alternándolo con trote.

Fases para volver a correr después de una lesión

 

Fase

Trotar

Caminar

1 30» 5′
2 1′ 4’30’
3 2′ 3’30»
4 2’30» 3′
5 3′ 2’30»
6 3’30» 1’30»
7 4′ 1′
8 4’30» 30»
9 5′ 30»
10 5′

 

Si tu lesión ha sido muy grave, no te asustes si te sientes acartonado y más ‘torpe’ de lo habitual, es algo normal que desaparecerá con el tiempo. Es importante complementar estas primeras sesiones con ejercicios de fortalecimiento, siempre teniendo en cuenta que nuestro cuerpo lo admita. Durante al menos seis semanas hay que seguir este progreso y ser conscientes de que el cuerpo aún no está preparado para un programa fuerte. Si en algún momento de esta fase notas dolor, entrena más lento o incluso para.

Como siempre, debes tomártelo con calma, sin forzar el progreso, no hagas que tu cuerpo se queje si no intenta escuchar las nuevas sensaciones que va experimentando, es importante no reincidir en la lesión y a pesar de seguir las pautas, tener siempre en cuenta a los profesionales que te atienden para poder recuperar la forma física y el ritmo con el que entrenábamos antes de la lesión.